viernes, 26 de agosto de 2016

Caminito de la obra. Joan Manuel Serrat

Esta vez una atípica rumba de Joan Manuel Serrat, "Caminito de la obra", incluida en su trabajo "Para piel de manzana", de 1975. Es una preciosa canción dedicada a los "charnegos", a los inmigrantes que venidos de otras regiones de España (entonces eran regiones) contribuyeron al crecimiento de Cataluña, se asimilaron como pueblo, a veces no olvidando del todo sus raices, cultivando su antigua cultura, muy frecuentemente provenientes de Andalucía, Murcia o Extremadura y que crearon un extraño idioma propio, el "charnego", fusión del catalán, el castellano y los giros idiomáticos propios de sus culturas primigenias.
Encantadora, sencilla, fresca, no exenta de amargura, la canción refleja el día a día de los trabajadores de la construcción, sus pesares y preocupaciones, sus padecimientos y sus aspiraciones.
Incluyo esta vez como enlace la canción comentada por Serrat desde su propia página web, en la que explica los entresijos de este tema.
A disfrutarlo...

Vale, que se le empasó el porvenir la chala... 
Vale, que el sol lo ha marcado con hierro de paleta 
y que al nacer le pusieron la trabanqueta. 

Vale, que se desayuna con la barrecha 
pa' arrancarle a la jornada su corazón de lunes 
en un bar tempranero de Casa Antúnez. 

Vale, que enchegará la mobilé. 
Vale, que son almas que zozobran 
caminito de la obra. 

Vale, que suben al cielo entre tocho y porlan... 
Vale, que lloran sus ojos lágrimas de cemento 
viendo escaparse los sueños como los vientos. 

Crecen de noche 
y en el día se derrumban 
los sueños que el olvido mece 
por rumbas 
en tanto llegue 
el día de los elegidos 
cuando el eco los devuelva 
del olvido. 

Escampa en una Vanguardia la fiambrera 
y se festeja con media botella de priorato 
y se calienta con sol y permanganato. 

Y arrepenchao en la sombra duerme la siesta 
soñando con hacerle, a su capataz, la vaca 
y que gane fuera el Betis y el Barça en casa. 

Vale, que donde no hay suerte ni calé 
vale, que no hay dios que encuentre el Norte 
si no le salva un catorce. 

Vale, que cuando el sol plega y baja el andamio 
vale, que tiene agujetas en su alma robinada 
y que mañana su historia no habrá cambiado nada. 

Vale, que se le empasó el porvenir la chala... 
Vale, que el sol lo ha marcado con hierro de paleta 
y que al nacer le pusieron la trabanqueta.






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