Posiblemente la mejor canción de la extravagante, sobrevalorada y excesiva cantante Alaska, que tuvo la suerte de coincidir en los momentos de la "movida madrileña" y moverse por los submundos que condujeron a ésta. El tema es composición de Carlos Berlanga y Nacho Canut, éstos fueron el alma mater de Kaka de Luxe, Pegamoides y Dinarama, gurpos "liderados" por Alaska y a los que sí auténticos integrantes de este movimiento cultural que arrasó en la capital de España a principios de los 80.
Nunca ha sido de mi preferencia Alaska, aunque reconozco que un par de canciones si que le llegan y vibro con ellas transportándome a otros tiempos, y una de ellas es esta maravillosa cancion bailable, repleta de ritmo y de ironía constituyendo una trágica historia de amor, traición, celos y venganza que no puede hacer otra cosa que hacerte sonreír malévolamente...
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